—El local está abarrotado, Shin Hye —dijo
Hong Ki con emoción al día siguiente, cuando Shin Hye esperaba para salir al
escenario.
Podía oír los sonidos del público, que
hablaban ruidosamente mientras esperaban que hiciera su aparición, y supo por
el volumen de ruido que el Teatro en el que iba a actuar aquella noche debía de
estar realmente lleno.
—Ya te dije que pasaría esto en cuanto
la gente se enterara de tu éxito de anoche —continuó Hong Ki felizmente, y la
abrazó —Estás de vuelta, Shin Hye.
¿De vuelta a dónde?, pensó ella. Eso
era lo que la preocupaba. Había estado trabajando duro para aquella noche, pero
la idea de volver a ver a Yong Hwa… Aquella noche, antes de que Hong Ki y ella
salieran del hotel, le había enviado otra rosa, haciéndole saber con total
certeza que sabía dónde iba a cantar.
—Trata de animarte —le reprochó Hong
Ki con el ceño fruncido —Has trabajado muy duro para llegar hasta aquí.
Tenía razón, Shin Hye lo sabía. No
podía permitir que Yong Hwa lo echara a perder. Como le había echado a perder
tantas cosas en el pasado…
Se había sentido agitada horas antes
pensando que Yong Hwa podía ir a buscarla al hotel. Pero el tiempo había transcurrido
con relativa calma y después de pedir la comida al servicio de habitaciones, Hong
Ki y ella sólo habían salido de su suite durante un par de horas para disfrutar
de las areas de comodidad del hotel… Y Shin Hye había empezado a relajarse.
¿Pero estaría Yong Hwa entre el
público aquella noche? Lo lógico era suponer que sí. En el programa del
festival figuraba exactamente cuándo y dónde actuaría aquellos tres días. Lo
que la intranquilizaba era la idea de que estuviera entre el público,
observándola en silencio cuando ella no podía verlo. La segunda rosa que había
enviado al hotel parecía prometer que sería así, a pesar de las protestas de Hong
Ki de que se olvidara de la rosa y de Yong Hwa. Sabía mejor que nadie lo mucho
que lo intentaba… También debía saber lo imposible que le resultaba.
Hong Ki la agarró con fuerza por los
hombros, y Shin Hye contempló su atractivo rostro de niño.
—Recuerda, Shin Hye, no te
entristezcas, enfádate —le dijo— No le des a Yong Hwa la satisfacción de
echarte la noche a perder.
No era ninguna sorpresa que Hong Ki
supiese exactamente qué, o quién, la molestaba; siempre habían sido amigos,
pero mucho más últimamente, y Hong Ki parecía saber lo que estaba pensando
antes de que ella misma se diera cuenta.
—Tienes razón.
Se estiró con aire resuelto. Era una
figura delgada vestida completamente de negro: tacones altos, una camisa de
seda con el cuello abierto y su pelo largo, cayéndole en cascada por la
espalda. Largos pendientes de plata se balanceaban junto a su cuello. Era la
única joya que llevaba. Sus delgadas manos y muñecas estaban libres de adornos.
—Es la hora —le dijo con una sonrisa
brillante y tranquilizadora.
El teatro municipal era mucho más
grande que el club de la noche anterior y, cuando Shin Hye salió al escenario,
vio que estaba abarrotado de público… un público que empezó a aplaudir y a
aclamarla en cuanto apareció. Su nerviosismo cedió instantáneamente ante aquel
espontáneo recibimiento y dio paso a su profesionalidad. Sonrió con confianza
al gentío mientras empezaba a tocar los acordes de su primera canción.
Trató de no escrutar el mar de rostros
mientras actuaba, con temor y a la vez con esperanza de ver aquel rostro tan
familiar. Pero había demasiadas personas aquella noche, demasiadas ovaciones
canción tras canción, y al final tuvo que renunciar a mirar. No serviría de
nada que divisara a Yong Hwa entre los presentes. De hecho, podía ser
contraproducente.
Su actuación era más larga aquella
noche, de una hora en total, y se sintió como en los viejos tiempos,
disfrutando lo mismo que el público. ¡Y entonces, ocurrió la catástrofe!
No fue algo tan fuera de lo normal. No
fue realmente una catástrofe. Sólo que era lo último que habría deseado que
ocurriera aquella noche. Una cuerda de su guitarra favorita se rompió, y la
otra estaba en el cuarto donde había estado esperando para salir al escenario.
Lanzó una mirada a Hong Ki, que la
observaba desde los bastidores, y él le hizo un gesto de haber entendido lo que
ocurría antes de alejarse en busca de su otra guitarra. Shin Hye se volvió para
dejar su inservible instrumento en la plataforma que tenía detrás. Tendría que
cantar la siguiente canción sin acompañamiento.
Hubo un murmullo solidario entre el
público al darse cuenta de su dilema, y la alentaron con otra ronda de aplausos
antes de que empezara a cantar. Su voz era clara, y el timbre con el que
entonaba llegaba a todos los rincones de la sala. Se hizo un silencio de
admiración.
Entonces, Shin Hye se dio cuenta de
que no estaba cantando sin acompañamiento, y que reconocía perfectamente la
guitarra que estaba oyendo. Se volvió bruscamente hacia la izquierda, y sus
peores sospechas sobre por qué la sala se había quedado de repente tan en
silencio se confirmaron. Yong Hwa había subido al escenario y estaba detrás de
ella, tocando su guitarra.
Shin Hye no lo había visto hacía mucho
tiempo, y se percató de los cambios que había en él. En realidad no había
muchos cambios sus ojos seguían siendo igual, pero tenia una mirada cansada en su rostro; sus
labios expresaban severidad y hacia juego con el arrogante ángulo de su
mandíbula.
Estaba vestido casi de la misma forma
que Shin Hye, pantalón de color negro y una camisa de seda negra abierta al
cuello.
Siempre solía vestirse así cuando
cantaban juntos, años antes.
Miró a Shin Hye con aire desafiante
cuando su voz se quebró al verlo, y supo perfectamente por qué la estaba
mirando tan sombríamente: «El espectáculo debe continuar» había sido siempre el
lema de Yong Hwa. Por encima de todo. Como Shin Hye sabía por experiencia…
Yong Hwa continuó tocando la melodía
con su guitarra, mirándola con expectación y con un ceño que la ordenaba que
volviera a cantar, que le diera al público lo que estaba esperando.
Pero estaba equivocado. El público no
estaba esperando a que ella volviera a cantar. Al sorprendido silencio ante la
inesperada aparición de Yong Hwa siguieron conversaciones susurradas que
trataban de confirmar que realmente era Jung Yong Hwa el que estaba de pie en el escenario junto a Park
Shin Hye.
¡Hasta a Shin Hye le costaba creerlo!
¿Cómo se atrevía? Como Hong Ki había dicho, «No te entristezcas, enfádate». Y
estaba enfadada… de hecho, estaba furiosa. ¿Cómo se atrevía Yong Hwa a hacerle
aquello?
—Canta —murmuró entre dientes mientras
mantenía una expresión totalmente impersonal para los que los observaban con
tanta curiosidad.
¡Cantar! Shin Hye no sabía si iba a
poder emitir un solo sonido, y mucho menos una nota. No habían estado juntos en
un escenario desde hacía tanto tiempo que…
—He dicho que cantes —masculló otra
vez, tocando de nuevo la introducción a la canción.
Shin Hye podía ver a Hong Ki entre
bastidores, con su otra guitarra en la mano, y supo que se había quedado helado
al ver quién estaba de pie junto a ella. Pero también sabía que no podía hacer
nada al respecto, al menos sin provocar una escena. Y eso era lo último que
deseaban delante de tanto público.
Pero Shin Hye necesitaba su guitarra
para poder continuar… aunque sólo fuera para poder agarrarse a algo. Cruzó el
escenario rápidamente para tomar el instrumento de manos de Hong Ki, que no se
lo negó.
—¿Qué demonios…? —murmuró Hong Ki con
furia mirando al otro hombre.
Shin Hye sacudió la cabeza sin decir
palabra. De momento ninguno de los dos podía hacer nada, tendría que limitarse a
seguir adelante con la actuación. Sonrió con total profesionalidad al volver a
mirar al público, y había posado los ojos sobre Yong Hwa pero sin verlo. Tal
vez si no lo mirara sería capaz de sobrevivir a aquello. Tal vez…
Empezó a cantar acompañándose con la
guitarra, consciente de que su técnica no era tan buena como el estilo complejo
de Yong Hwa. Pero siempre había sido así, tenían estilos distintos, pero se
complementaban a la perfección.
Yong Hwa había escogido, deliberadamente
pensaba Shin Hye, una de las canciones que solían cantar juntos, y a medida que
se acercaban al estribillo, esperó con tensa expectación a que Yong Hwa se
uniera a la melodía. Su voz siempre había sido potente y grave, un contraste
idóneo para la suya, más aguda y gutural.
Incluso Shin Hye sintió que la piel se
le ponía de gallina al ver cómo armonizaban a la perfección. Dios santo,
parecía que no habían dejado de cantar juntos, que habían estado ensayando
aquella canción durante semanas preparándose para el festival. Y sin embargo,
no se habían visto desde hacía tres años, y no habían cantado juntos desde
mucho antes…
El público se volcó en aplausos cuando
resonaron los últimos acordes de sus guitarras, reconociendo en seguida la
exquisitez de su actuación. Pero siempre había sido así cuando tocaban juntos:
una completa compenetración, una comprensión que iba más allá de la música.
Pero Shin Hye no conseguía mirar a Yong
Hwa, y su corazón se encogió al ver que los espectadores querían oír más. No
les culpaba por su entusiasmo, estaban presenciando algo que nadie esperaba que
volviera a ocurrir: Yong Hwa y Park Shin
Hye cantando otra vez juntos en un escenario.
—« More than love» —improvisó Yong Hwa
en voz baja, haciendo referencia a una canción que habían grabado juntos hacía
varios años y con la que habían tenido mucho éxito.
Shin Hye lo miró con aspereza, sin
esforzarse por obedecer su orden.
—Ya no te necesito, Yong Hwa —le dijo
también en voz baja. Los dos eran conscientes de los micrófonos que tenían
delante. La expresión de Yong Hwa se endureció.
—Nunca lo has hecho. Pero en este
momento tenemos un público al que complacer —murmuró con brusquedad—. « More
than love» —repitió, con una firmeza que no toleraba discusión, y se entregó en
seguida a la introducción rápida a la canción.
Aquello superaba las peores pesadillas
de Shin Hye. Pero el público estaba jubiloso de alegría y se negaba a dejarles
acabar pidiéndoles canciones una y otra vez. Shin Hye había pensado que no
volvería a cantar muchas de ellas.
Actuó sin mirar a Yong Hwa. Se dio
cuenta de que no podía mirarlo, le traía demasiados recuerdos. Recuerdos que
prefería olvidar…
—Hemos agotado nuestro tiempo —le dijo
por fin, y se sacó la correa de la guitarra por la cabeza, una señal para el
público de que había terminado. Echó hacia atrás su brillante manto de pelo.
Yong Hwa no se quitó la guitarra.
—Quieren más —le dijo con ironía. La
mayor parte del público estaba de pie, presintiendo que se iba a acabar la
atracción principal de la noche, y probablemente de todo el festival, y no
tenían deseos de renunciar a aquel regalo.
Los ojos de Shin Hye brillaron al
mirarlo.
—Hay otras personas esperando para
actuar —le recordó rígidamente. El siguiente artista llevaba diez minutos
esperando entre bastidores y estaba hablando a Hong Ki con voz animada, pero Hong
Ki no parecía muy comunicativo y su mirada fiera permanecía fija en Shin Hye y
en Yong Hwa.
Yong Hwa lanzó una mirada a los dos
hombres que estaban entre bastidores, e ignorando el ceño de Hong Ki, sonrió al
ver que el otro hombre los animaba a continuar.
—No parece que le importe —le dijo Yong
Hwa a Shin Hye con satisfacción.
—Pero…
—<<First love>>—insistió Yong Hwa con desafío.
Al decir ese nombre evocó con más
fuerza los recuerdos que tenía de él.
Como podia sugerir que cantaran «su
canción»…?
Podía sentir que empalidecía sólo de
pensarlo. La había cantado la noche anterior porque eso era lo que el público
esperaba. Pero lo había hecho sola. ¡Con Yong Hwa, no podía cantarla!
—Claro que puedes, Shin Hye —dijo Yong
Hwa con brusquedad, y Shin Hye comprendió que debía de haber vocalizado su
protesta—. Puedes hacer todo lo que te propongas.
Shin Hye lo miró con aspereza y vio la
acusación en sus ojos fríos.
—No quiero hacerlo —le dijo con furia.
—Deja de comportarte como una niña mimada,
Shin Hye —el tono frío de su voz fue como una bofetada—. Has decidido
reaparecer en público y tienes que darles lo que quieren.
Era evidente, dado el clamor con que
los alentaban, que lo que querían era que Shin Hye y Yong Hwa continuaran…
durante toda la noche si era posible. También era evidente que Yong Hwa estaba
encantado de hacerlo.
Con él siempre había sido así: los
sentimientos de los demás siempre le habían importado más que los de Shin Hye.
No había cambiado y nunca lo haría.
—Está bien, Yong Hwa, tocaremos esta
última canción —accedió, volviéndose a colocar la guitarra—. Y luego, saldré
del escenario. Después, no quiero volver a verte nunca —le dijo con voz firme e
inflexible, pero las palabras resultaron infantiles por su intensidad. Aunque
era la verdad. En cuanto abandonara el escenario aquella noche, no quería
volver a estar junto a él.
—Tal vez puedas hacer lo primero —murmuró
en voz baja antes de volverse al público expectante—. En cuanto a lo segundo,
tal vez no tengas opción —añadió con voz sombría.
Shin Hye lo miró con severidad. ¿Qué
había querido decir exactamente con aquel último comentario?
Morí con este cap, aigoo! Quiero saber que sucedió en el pasado, Shinhye se fuerte Unnie... Creo que me quedé igual de fría que ella, ¡juntos en el Escenario! Omo espero con ancias el siguiente :D
ResponderEliminarOMG! please continualo ;; Espero con muchas ansias el proximo capitulo, te quedo muy bueno, en serio. Esta... ¡Daebak! lml
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